Él conoce muy bien estos escenarios pequeños de sucuchos, los ha recorrido en su país natal tocando para un puñado de personas en ciudades y pueblos recónditos. Pero hace mucho no lo hacía, al menos no en Londres. 'The Shacklewell Arms' es un pub/venue situado en una de las zonas hipsters de la capital inglesa, el barrio de Dalston. Allí donde conviven los habitantes 'originarios', descendientes o provenientes del Caribe en su mayoría, con los nuevos jóvenes hipsters. 'The Shack' es mi venue preferido de Londres, tiene esa vibra y espíritu de los llamados antros de perdición, con mucha música transpirando por sus paredes pero sin perder la buena calidad de sonido de las bandas que allí tocan, algo predominante en las salas de concierto de Inglaterra. En la parte delantera está el pub propiamente dicho, con la típica barra de madera en el medio, al igual que mesas y sillas. Sin dudas el rojo es color predominante de la noche en este ambiente, al igual que algunas tenues luces que salen de las máquinas retro de pinball.
Un pasillo con luces rojas y olor a cerveza nos lleva zigzagueando a un pequeño descanso, con dos puertas, a la izquierda la del venue, y a la derecha la del patio, de fondo profundo, decorado con una nube de humo permanente. Tomamos la de la izquierda, el escenario es bajito, acercando al artista con el público; y al calor que emana el ambiente, porque si no se transpira, no es rock.
'Ordinary Life'
Ezra vino con banda nueva (batería, bajo y guitarra/synths) con quienes se presentó en el festival
All Points East; una vez terminado éste show, se anunció el concierto en
The Shacklewell Arms para el día siguiente. Las entradas se agotaron en minutos. Claro, nadie quiere perderse la posibilidad de volver a verlo en una sala pequeña, más cerca e íntimo.
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El show arrancó un poco tímido, como es él, pero luego de algunas canciones se fue relajando y mostrando super cercano. Siempre con ese espíritu de outsider, pero con una calidez super amistosa.
Ezra comentó que grabado su disco próximo a salir perdió la voz por unos días; y no nos sorprende si en cada párrafo, en cada palabra su voz se desgarra como si viviese ese momento oscuro que relata en la canciones una vez más. Furman es genuino, su voz suena desde lo más profundo de su cuerpo, le creemos lo que nos cuenta y abrazamos esa idea que no importa que las cosas no sean perfectas. Y en el medio del show nos invita a que armemos nuestra propia cultura, “Lets make our own culture“, libre de prejuicios, de lo pre-establecido, de lo que supuestamente está bien o está mal.

Ezra y banda presentaron varios temas de su nuevo album '12 Nudes' (que él mismo promete va a ser un disco de Punk) que se lanzará en pocas semanas. Estas nuevas canciones nos dejaron sabor a más, a no querer esperar para poder escucharlas en versión estudio. Obviamente no faltaron los hits que cantamos junto a él, como 'Ordinary Life', 'My Zero', 'Restless Year', 'Love You So Bad' y 'Haunted Head'.
Llegando al final del show sucedieron un par de imperfecciones como una cuerda de la guitarra que se rompió en el medio de una canción aunque el guitarrista continuó hasta el final de la misma,
la otra guitarra por la cual la reemplazó acopló casi una canción entera y el volumen estaba más alto
que el resto. Pero nada de esto importó, fue un recital super completo de canto, de baile,
de descarga lo que no queremos y de re-carga de energía;
porque si hay algo que Ezra nos transmite y enseña con su arte es que está bien no ser perfecto.